“DIOS LOS CRÍA Y EL DIABLO LOS JUNTA”

Maduro y Zelaya celebran la hermandad del eje Caracas-Tegucigalpa.En un despliegue de camaradería y abrazos fraternos, Nicolás Maduro, flamante líder del chavismo en su tercer mandato consecutivo, se reunió en el Palacio de Miraflores con un grupo selecto de amigos y aliados, entre ellos el expresidente hondureño Manuel Zelaya.

Al parecer, Caracas fue testigo de lo que solo puede describirse como la versión política del refrán “Dios los cría y el diablo los junta”.

Maduro, fiel a su estilo, no escatimó elogios para Zelaya, a quien describió como su “hermano” en Telegram, esa plataforma que parece haberse convertido en el refugio oficial de los líderes cuestionados. “Estamos dando pasos firmes hacia el desarrollo bilateral, en unidad y cooperación”, aseguró el mandatario venezolano, quien, al parecer, sigue convencido de que su país es un modelo a seguir, pese a las evidencias que sugieren lo contrario.

Pero la fiesta no terminó ahí. También desfilaron por Miraflores personajes como Ana Brnabic, presidenta del Parlamento serbio; Viacheslav Volodin, jefe de la Duma rusa; y Wang Dongming, representante de China ¿qué sería de una buena reunión chavista sin una pizca de Rusia, un toque de China y, por supuesto, el aplauso de un parlamento serbio?

Por si fuera poco, Maduro tuvo el detalle de recibir al secretario general de la OPEP y al del Foro de Países Exportadores de Gas, porque, si algo caracteriza al líder venezolano, es su habilidad para ignorar la ironía de hablar de “desarrollo” y “paz” mientras su país enfrenta una de las crisis más profundas de su historia.

Mientras tanto, en la Asamblea Nacional venezolana, dominada por el chavismo, Maduro celebró su investidura rodeado de sus fieles aliados Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega, dos líderes que, al igual que él, parecen haber hecho del poder vitalicio su misión divina.

La comunidad internacional, en su mayoría, ha rechazado esta toma de posesión, y no es para menos: los resultados electorales aún brillan por su ausencia en los canales oficiales. Pero, como diría cualquier analista cínico, ¿acaso en el universo chavista algo ha sido claro y transparente alguna vez?

Al final del día, Maduro demostró que el club de los mandatarios cuestionados sigue fuerte y unido. ¿Y qué mejor manera de sellar esa hermandad que con un café en Miraflores y un brindis por ese “mundo multilateral” que tanto defienden? Dios los cría… y Miraflores los junta.

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