BAILE DE LAS PLANILLAS FANTASMA Y LA CORRUPCIÓN ETERNA
La fiesta nunca se acaba en el sistema de salud hondureño, y esta vez el escenario es el Hospital Escuela, donde la ministra de Salud, Carla Paredes, se convirtió en la DJ de las malas noticias. El hit del momento: 43 empleados que figuran en planillas, pero, al parecer, ni el mismísimo GPS logra ubicarlos.
“Estamos buscando a estas personas y no aparecen por ningún lado”, confesó la ministra, con una resignación digna de quien se enfrenta a la realidad nacional. Según indicó, estos trabajadores fantasmas se concentran en el área administrativa. Pero ¿administrar qué? Quizás la capacidad del sistema para pagar sueldos a la nada.
Un legado que no falla
La ministra apuntó que las contrataciones vienen de la administración pasada, porque, claro, la corrupción en Honduras es como el arroz en las bodas: nunca falta. Pero tranquila, asegura que “se darán los informes a las autoridades correspondientes”. Eso sí, no esperemos milagros: probablemente los informes acaben en una gaveta, justo al lado de los sueños de un sistema de salud funcional.
Paredes, en un arrebato de justicia moral, señaló que “cobrar y no ir a trabajar es corrupción”. Qué revelación, ministra. Alguien debería avisarle al resto del país, porque parece que muchos creen que es un derecho adquirido.
Como manda el guion, ahora se está recopilando información para que la Fiscalía “actúe conforme a la ley”. Y mientras esperamos que la justicia mueva su maquinaria oxidada, los pacientes del Hospital Escuela seguirán enfrentando la realidad: salas llenas, médicos agotados y recursos siempre insuficientes.
Mientras tanto, los 43 fantasmas probablemente estén de vacaciones, brindando por el eterno carnaval de la impunidad hondureña. Porque si algo está claro, es que en el sistema de salud, la corrupción es el único virus imposible de erradicar.