GUERRA CIVIL COLORADA

A falta de tres semanas y pico para las internas, la guerra civil finalmente estalló en el bunker de los colorados, donde este jueves la tensa calma con que Nasralla y Cálix habían sobrellevado la campaña política saltó por los aires, dejando tras de sí un clima de incertidumbre que no hará más que empeorar a medida se acerque el 9 de marzo.

Dependiendo de a quién se pregunte, ambos dicen que el pleito lo inició el otro. Cálix, por ejemplo, echa el clavo a Salvita, señalándolo por hacerse el papo al no querer firmar el mentado “pacto de unidad” propuesto por el Central Ejecutivo entre los precandidatos colorados, el cual consistía en un acuerdo de caballeros para que los cuatro contendientes no se tiraran duro ni se echaran tierra durante y después de la campaña.

Sin embargo, Nasralla le dio vuelta a la tortilla, explicando la situación desde su perspectiva, al señalar al líder supremo de los calixtos por utilizar declaraciones suyas como pólvora para animar su campaña, atizándolo por su propuesta de querer dar una “tregua” a las maras y pandillas, si es que algún día se le hace realidad el sueño de conquistar la guayaba presidencial.

Y es que ciertamente eso fue lo que dijo Salvita y criticó luego Cálix, quien en ese sentido insistió que él no es “amigo de las maras”, ni tiene intención de darles tregua si es que llega al poder; aunque la barajó luego un poquito cuando dijo en conferencia de prensa que su postura es simplemente porque no está de acuerdo con el ‘Plan Nasralla’, pero que eso nada tiene que ver con su opinión respecto al señor de la tele.

“Simplemente mostré un video donde él dice que el plan Nasralla es hacer tregua con las maras. Yo no estoy de acuerdo, no pienso que haya que hacer tregua; tampoco estoy de acuerdo con que diga que (los mareros) son buenas personas”, criticó Cálix tras exponer ante la concurrencia un audio de su contendiente diciendo que, si gana las generales, pedirá a los mareros “una tregua para dejarme gobernar”.

“Yo estuve con las maras en los estadios cuando jugó Honduras; mucha gente de las maras es parte de las barras y son amigos que yo veo ahí y que me protegen y me van a proteger cuando sea presidente”, afirmó Salvita, dejando a muchos con la jeta abierta y el miedo metido en el cuerpo, pues por muy bocón que sea, eso significó pasarse mil kilómetros de distancia.

Pero la cosa no quedó ahí, ya que las consecuencias de la propuesta de Nasralla vinieron casi de inmediato, con la renuncia de Fabiola Abudoj, su precandidata a la muni de la capirucha, que mejor ahuecó el ala y se mudó al bando de los calixtos, aduciendo que ni loca estará dispuesta a ceder ante nadie, “porque no estoy revuelta con la corrupción ni con las maras”.

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