LA TERCERA FUE LA VENCIDA

Luego de un par de amagos que no fructificaron, Rodolfo Padilla Sunseri por fin volvió a pisar suelo sampedrano luego de 15 años viviendo en la USA, donde se exilió por las supuestas corruptelas que la justicia le destapó por su quehacer como edil entre 2006 y 2009.

Aterrizó a eso de las tres de la tarde en el aeropuerto Villeda Morales, donde fue recibido por un tumulto de simpatizantes del M28, que se apostaron dentro y fuera del inmueble y obligaron a las autoridades aeroportuarias a redoblar las dosis de desodorante ambiental.

Entre empujones, jalones de pelo, gritos y consignas, la turba de activistas le dio una bienvenida que sería impensable en cualquier otro lugar del mundo, debido a que pese a la gravedad de las acusaciones que Sunseri tenía en contra, todas le fueron borradas de un plumazo tras el pacto de impunidad promovido por el gobierno refundidor y con el que se han beneficiado además unos cuantos de los suyos.

Un tumulto de gente que contó entre sus filas a varios abanderados de la refundación en Cortés, entre ellos Ramón Barrios y Scherly Arriaga, que no desaprovecharon la ocasión para tirar rostro y sacar pecho al lado del retornado, quien apenas pudo expresar lo alegre que estaba por su regreso.

Un regreso que, para redondear el bochorno, fue aderezado después con una caravana de carros desde el aeropuerto hasta el centro de San Peter, ciudad a la que todos ellos quisieran que Padilla volviese a gobernar, pese a los pesares y pese a que aún debe comerse la totalidad de los seis años de inhabilitación que carga encima.

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