PODER JUDICIAL EN TIEMPOS DE ATAQUES IMPLACABLES
En un guion de drama judicial, la magistrada de la Corte Suprema de Justicia, Anny Ochoa, apareció en el programa Frente a Frente para denunciar un “ataque a la institucionalidad” del Poder Judicial.
En una escena que podría rivalizar con cualquier novela de horario estelar, la magistrada clamó por la objetividad y la veracidad en las investigaciones contra dos de sus colegas, Nelson Mairena y Mario Díaz, acusados de recibir una módica suma de tres millones de lempiras para un fallo judicial muy “bien pensado”.
Ochoa, en su papel de defensora de la honra perdida, recordó al Ministerio Público la importancia de investigar con celeridad, objetividad y respeto. Porque, el “respeto” es tan vital como el que se respira, mientras los hondureños debaten si este escándalo es un episodio más de corrupción o un capítulo de ficción mal escrita.
Mientras tanto, los magistrados implicados no se quedaron callados. Mairena, con la rectitud de un héroe de epopeya griega, exigió que las acusaciones sean presentadas “de manera pública”. Porque nada resuelve mejor las tensiones de corrupción que un juicio mediático al mejor estilo de las redes sociales. Por su parte, Díaz aseguró que su fallo estaba basado en la ley, convenientemente reformada, que, quién lo diría, benefició al polémico Charles Bográn.
En un gesto solidario que podría derretir corazones, Ochoa felicitó al magistrado Walter Miranda, quien acudió al programa para aplaudir a sus compañeros. Porque, si algo necesita el Poder Judicial, es un aplauso en medio de una tormenta de denuncias.